Los virus letales podrán campar a sus anchas por Estados Unidos
La Administración de Trump ha vuelto a hacer de las suyas, y el mundo nuevamente se preocupa. Las decisiones del mandatario magnate estadounidense siguen dando de qué hablar por lo absurdo y la insensatez que las caracteriza, y porque además ponen en peligro la seguridad del mundo. Hace unos meses, el gobierno de la Casa Blanca levantó una moratoria establecida en 2014, por la presidencia de Barack Obama, a la financiación de experimentos con gérmenes peligrosos.
Es así que retorna a los laboratorios norteamericanos la autorización a sus científicos para realizar experimentos riesgosos que pueden aumentar el peligro y el contagio y los gérmenes que pueden convertir los virus en armas letales. La decisión da rienda suelta nuevamente a la manipulación y refuerzo de patógenos, como el síndrome respiratorio por coronavirus de Oriente Medio y la gripe o el síndrome respiratorio agudo y severo. Además, extiende este tipo de métodos a otros virus tales como el ébola, que no hace mucho fue una de las epidemias más difíciles de erradicar en el mundo.
De hecho, la prohibición de Obama se produjo en un contexto de gran polémica luego de que fue noticia que los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades expusieron accidentalmente a los empleados de su laboratorio, ubicado en Atlanta, a un brote descontrolado de ántrax.
Fuentes de los Institutos Nacionales de Salud resaltaron que este tipo de estudios científicos solamente podrán desarrollarse si expertos de la agencia consideran que los méritos y beneficios potenciales justifican el riesgo que se asume en estos experimentos. Quienes celebran el regreso de esta posibilidad, enfatizan en las oportunidades que ofrece respecto al desarrollo de vacunas. En tanto, los detractores apuntan al peligro que representa cualquier mínimo error o fuga de virus de semejante calibre. Lo cierto es que la decisión se ha tomado luego de tres años de deliberaciones llevadas a cabo por especialistas pertenecientes al sector público y privado.
El director de los Institutos Nacionales de Salud, Francis Collins, quien está a cargo de esta agencia pública desde el inicio de la era Obama, afirmó que ellos tienen “la responsabilidad de asegurar que la investigación con agentes infecciosos se lleva a cabo de forma responsable”. Tal parece que la idea ahora es extremar las medidas de seguridad en el desarrollo de estos experimentos en Estados Unidos, maximizándose el beneficio y minimizándose los riesgos. Si esto puede ser posible ya el tiempo lo dirá.
