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martes, 22 de mayo de 2018

Assange, ¿el problema de Ecuador?

Por Lorena rey

Lenín Moreno ha catalogado al creador del portal Wikileas como un problema para Ecuador, pero muchos creen que será muy difícil que le retire su apoyo, luego de que el país le diera asilo en su embajada en Reino Unidos por cinco años y le concediera la nacionalidad ecuatoriana recientemente. ¿Qué hacer entonces?

Moreno parece no saber cómo librarse de este supuesto quebradero de cabeza que heredó de su predecesor y compañero de Partido Rafael Correa. No obstante, ha decidido retirar la seguridad adicional con que contaba la embajada tras conocerse que el gobierno había gastado hasta el momento 5 millones de dólares en proteger a este abanderado mundial de la libertad de expresión. Medios británicos publicaron que el dinero había sido usado para monitorear a los visitantes del activista australiano, a la policía británica y al personal de la embajada.

A razón de 66 0000 dólares mensuales debió desembolsar el país sudamericano en la operación llamada al principio "Operación Huésped" y luego "Operación Hotel", bajo la mirada aprobatoria de Correa y su canciller Ricardo Patiño.

Y es que tras haber revelado documentos secretos y altamente sensibles para el Gobierno de los Estados Unidos, el mundo se ha vuelto pequeño para Assange, en el intento de escapar del largo brazo de la justicia norteamericana. Como en el mejor thriller de intrigas políticas, las grandes potencias parecen haberse aliado para hacer pagar a Assange la herejía cometida, quizás porque si han visto las barbas de su vecino arder…

El origen de todo se encuentra en la aparición del portal Wikileaks en 2006, pero la cosa no se pondría realmente fea hasta 2010 cuando publicó un video donde aparecían soldados norteamericanos disparando a civiles desde un helicóptero durante una operación militar en Irak. Claro ese sería solo el principio, luego vendría la revelación de cientos de documentos clasificados, entre otros. Assange, el cerebro detrás de todo fue considerado un activista antisistema, y aunque muchos gobiernos aplaudieron la audacia de desenmascarar al gigante norteamericano nadie se quiso hacer cargo del hijo pródigo, así Assange se vio perseguido por el gobierno norteamericano, quien reclamaba su extradición.

Para colmo en el mismo 2010, la justicia sueca ordenó su arresto para interrogarlo sobre una supuesta violación a una mujer y el acoso sexual a otra durante una visita al país. Assange se declaró inocente y afirmó que ambos encuentros fueron consentidos. Pero esta situación llevó a su arresto por las autoridades británicas, país donde se encontraba. Assange recurrió a la solicitud de extradición a Suecia en libertad bajo fianza, pero al ser esta rechazada entonces recibió asilo en la embajada de Ecuador, alegando que de regresas a Suecia el gobierno sueco podría entregarlo a los Estados Unidos.

Para enredar todo más, los británicos consideraron esta solicitud una violación de la libertad condicional y por lo tanto un delito. Y ahí esperan pacientemente para juzgarlo por ello. Por su parte, tras cinco años, los suecos se han cansado de esperar y han archivado el caso contra Assange, pero aun así, el asunto sigue sin destrabarse con los británicos.

En estos cinco años, el fundador de Wikileaks ha visto deteriorarse su salud física y psicológica al estar prácticamente sometido a un régimen carcelario, sin ver la luz del sol ni recibir atención médica de calidad. Ha seguido trabajando, claro, y el gobierno de Estados Unidos, tampoco lo olvida. Se ha especulado su participación indirecta en la filtración de documentos secretos por el ex analista de inteligencia del ejército estadounidense Bradley Manning, o el robo de los correos del partido Demócrata por los hackers rusos. Toda una joyita.

Aunque las Naciones Unidas han intervenido con su Grupo de Trabajo sobre Detenciones Arbitrarias, los británicos se han negado a considerar a Assange en esta categoría, tampoco han consentido otorgarle inmunidad diplomática para que pueda asistir a declarar en sus tribunales.

Y al presidente Lenín Moreno no sabe cómo desembarazarse de este dolor de cabeza para su gobierno, pues el activista australiano se encuentra bloqueado legalmente, y para colmo ya es su ciudadano.