Son las víctimas las que van a prisión
No son pocas las ocasiones en las que las mujeres son acosadas y vejadas por el simple hecho de no ser hombres. La activista Amal Fathy publicó hace unos días un par de vídeos en YouTube denunciando el acoso sexual que sufría en su sucursal bancaria. Y en vez de tratar de investigar su caso, las autoridades la han condenado a dos años de prisión y le han puesto una multa de 570 euros.
Sus vídeos, ante los ojos de la justicia, dibulgaban noticias falsas y tenían la intención de "derrocar el régimen" egipcio. El marido de la activista asegura que su mujer sufre depresión y que en la prisión no podrá medicarse.