La dermatitis atópica está asociada al ambiente
Pocos conocen la dermatitis atópica, una enfermedad inflamatoria crónica de la piel, la cual afecta a niños y adultos e invade el cuerpo con un picor irritante y en ocasiones produce alteraciones del sueño. Recientemente, una investigación en Girona, España, destacó que dicho padecimiento es causado por la falta de lluvia, las calefacciones y la enorme sequedad en el ambiente.
A nivel mundial, este tipo de dermatitis suele aparecer en menores hasta los siete años de vida; solo entre el uno y el tres por ciento de los adultos llegan a padecerla. Lo curioso de la enfermedad, es que en las últimas tres décadas se ha multiplicado en países los cuales han variado desde el punto de vista climatológico.
Para la doctora Ariadna Ortiz, una de las dermatólogas familiarizada con el tema, el estilo de vida también es un factor importante en el aumento de la dermatitis. La “superhigiene” es otro de los factores que atenta sobre la enfermedad.
Su teoría se basa en que los lugares impolutos para los bebés también puede ser un tanto perjudicial. Ello evita que durante los primeros meses de vida, las defensas desarrollen sus capacidades necesarias para hacer inmune al organismo con respecto al ambiente.
El resultado a largo plazo del mecanismo sobreprotector de “burbuja artificial” es que, una vez que el niño sale al exterior su cuerpo recibe esas sustancias como extrañas y la producción de anticuerpos contra ellas es imparable. Además, este tipo de dermatitis viene dada por una tríada de la atopia, como el asma o la rinitis alérgica, patologías que aumentan el riesgo de padecerla.
A pesar de presentarse como una enfermedad molesta, la dermatitis atópica no es contagiosa o infecciosa. Su impacto solo se reduce a la intensidad en función de que puede provocar falta de sueño y por ende un menor rendimiento escolar o laboral. Los estudios sobre el tema destacan que el picor provoca estrés y la visión del efecto sobre la piel causa vergüenza a quienes la padecen. En algunos casos, son los mismos pacientes los que originan su aislamiento hacia otras personas incluyendo a sus padres.
Las mejillas, los pliegues de los brazos y las rodillas, detrás de las orejas y la región abdominal son las zonas más afectadas por el padecimiento en los más pequeños de casa. En cambio en los adultos, se manifiesta más en la cara y en el dorso de las manos. Un ambiente neutral, ni excesivamente húmedo ni muy seco, puede ser uno de las prevenciones más eficaces. Los especialistas recomiendan usar prendas de algodón no sintéticas y baños con agua templada.
