El ambiente social y la cinematografía
La teoría de Pierre Bourdieu permitirá a la presente reseña contar con las herramientas teóricas que develen el peso que la estructura social ejerce en cualquier representación cinematográfica, máxime en el caso de la presencia de parejas interraciales en este medio; trátase de políticas institucionales, financiamiento, remanentes del capital cultural-estructural que ha quedado a través de la historia y que ha llevado a mantener una distribución socio-espacial determinada en el cine que se refracta en una situación de desigualdades sociales de acuerdo a la raza, y por otro, aquellas representaciones subjetivas que tienen que ver más con los prejuicios, sentimientos y actitudes que se entrelazan con lo anterior. Es esta relación lo que posibilita ―dar cuenta de las luchas cotidianas, individuales y colectivas, que intentan transformar o conservar esas estructuras. En la concepción de este autor, el habitus es un concepto originado del análisis que hace acerca del papel que tiene la socialización en la cultura, definiéndolo como el conjunto de valores, normas e ideas de una determinada clase social, es el proceso constituido por las relaciones de sentido que garantizaron cierta coherencia entre el pensamiento y la práctica cotidiana que se encuentra mediada por las relaciones de poder.
El habitus constituye la refracción de las estructuras sociales en la subjetividad, de manera que se internalizan, por una parte, las primeras experiencias que denomina habitus primario, y que podemos identificar con la primera socialización, y aquellas experiencias que tienen su ocurrencia en el período de la adultez y que denomina habitus secundario. Esta definición lleva a entender cómo después de 50 años de Revolución y 123 de que se declarara la abolición de la esclavitud, en nuestra Isla, hoy se perpetúen determinados estereotipos, sobre todo acordes con el sentido que se le da a la sexualidad negra. Este concepto, permite comprender cómo lo que se hace y se piensa acerca del tema racial, es el producto de condiciones de existencia; de cómo se han interiorizado e incorporado en cuerpo y mente, percepciones, sentimientos, modos de hacer y de pensar, acerca de este tema de investigación, que se expresan a través de lo que se dice, de cómo se dice, de la manera en que los actores sociales se dirigen miradas entre sí, etc. Lo que pareciera que destierra al individuo a un papel pasivo, este autor lo elimina al decir que, este principio está constituido por principios generadores que tienen algo similar a lo que los sociolingüistas denominan competitividad y le da la posibilidad al individuo de comportarse según lo requieran las diversas situaciones, reproduciendo ante lo habitual e innovando ante lo insólito. Para develar la manera en que esto ocurre es que la semiótica aparece como base de los presupuestos teórico-metodológicos de este estudio, porque a través de la profundización en aquellos contenidos latentes que aparezcan a través de las simbologías, los estereotipos, se podrá garantizar un mejor resultado.
El concepto de campos, le permite a este autor concebir las instituciones de forma relacional, entre lo que denomina agentes sociales, que son aquellos actores individuales y colectivos que al interior de cada campo tejen las relaciones sociales, intereses, conflictos, consensos, etc. y las instituciones. Este constituye una herramienta teórico- metodológica de singular valor para contextualizar problemáticas sociales tales como, las de la presente investigación. En este caso, será el cine la esfera de la vida social que se tomará como base de este elemento porque es uno de los ámbitos desde la cultura, donde se proponen visiones para reflexionar acerca de las relaciones interraciales. El estudio en este caso se enfocará a la identificación y posterior análisis valorativo, de cómo ocurre, el enfrentamiento entre los agentes sociales y las instituciones, para mantener o transformar aquellas representaciones estereotipadas, aquellos prejuicios acerca de este tipo de relación que pueden estar aun perviviendo en el imaginario social, y demuestran otro de los aspectos que señalaba este autor, al definir el campos; la representación en cada campo de la vida social, (se debe recordar que en este caso el campo es el cine) lleva aparejada la identificación de cómo ocurre la distribución de fuerzas, de relaciones de competencias, que en este caso, no son más que las que se establecen entre los realizadores y las instituciones que dirigen y coordinan las realizaciones, como son el ICAIC y las casas de coproducción.
Manteniendo esta misma línea, el paradigma que se inicia en la década del 80 del pasado siglo en Latinoamérica, cuyos representantes fundamentales fueron Jesús Martín Barbero, Néstor García Canclini, Guillermo Orozco y Valerio Fuenzelida, reenfoca la teoría comunicacional hacia la cultura y hacia las mediaciones. ―Más que medios, la comunicación se nos hace hoy cuestión de mediaciones… Este autor está planteando un desplazamiento metodológico ―(…) desde los usos que los diferentes grupos sociales-clases étnicas, generaciones, sexos- hacen de los medios y los productos masivos. Al realizar un retorno al sujeto social como productor y reproductor de sentido, permite ver la representación social en su definición más amplia, aquella que la ve no sólo como reproducción, sino como constructora de sentido y actitudes, que hacen posible pensar el cine como matriz de desorganización y reorganización de la experiencia social.