Un prejuicio que no se extinguirá
Para entender la pertinencia del discurso que combate la mantención de las expresiones racistas a nivel de las relaciones interpersonales, lo que expresa Fernando González Rey: ―uno de los aspectos subjetivos más complejos que caracterizan la vida social del hombre, es la formación de las representaciones sociales e individuales sobre la realidad que se vive(…), siendo un sistema de creencias estables sobre algo que, por su significación para el sujeto, adquiere una importante carga emocional y se convierte en un motivo de comportamiento.
Así, que los prejuicios raciales y sus expresiones no constituyan otra cosa que actitudes construidas y formadas a partir de la asimilación y la apropiación de remanentes de una ideología racista y que es representativa de determinados patrones culturales del entorno del individuo en los que se les ha otorgado un significado específico.
Todas las relaciones interraciales no se presentan de la misma forma para cada una de las esferas de la vida social ni los grupos sociales, de ahí que se plantee que no ocurre la misma aceptación de estas relaciones en los marcos estudiantiles o vecinales que en los de mayor intimidad, es decir, en los de parentesco o familiar, influyendo mucho lo generacional. Pero, tampoco han afectado de la misma manera a las cubanas que a los cubanos, puesto que hay que tener en cuenta, las diferenciales que en términos del saber sociológico se introducen en estudios donde el género cruza toda la investigación.
La pertinencia de un análisis de la interracialidad cruzada por el género como variable fundamental de análisis de las relaciones de pareja, viene dada fundamentalmente, porque estas relaciones se intensificaron a partir de la eliminación de la segregación racial, permitiendo compartir entre todos, el mismo sistema de enseñanza, los círculos sociales recreativos, la cultura, y entonces de alguna manera los procesos conflictuales pasaron a un orden más familiar y subjetivo. En este sentido, existen estudios a partir de la década pasada, que se han detenido a profundizar en la temática, entre ellos se destaca el Proyecto de Investigación de Relaciones interraciales y etnicidad en la sociedad cubana contemporánea del Centro de Antropología de la Academia de Ciencias de Cuba, cuyas resultados han constituido importantes precedentes para esta investigación. Algunos de ellos se exponen a continuación.
Muchos son los que admiten tener un círculo de amistades multirracial, pero algo muy diferente ocurre con la aceptación de las relaciones amorosas. En 1996, un estudio reflejaba que las 2/3 partes de los blancos, 1/3 de los mestizos y ¼ de los negros entrevistados, desaprobaban este tipo de uniones. Entre los factores históricamente influyentes en la desaprobación se encuentran, las diferencias socioculturales, los prejuicios y el temor a lo que piensen los demás. La influencia es generalmente en la formación de conflictos que a veces conducen a la ruptura de la pareja.
Sin embargo, en una investigación más reciente, cuyos resultados fueron publicados en enero-marzo del 2006, refieren que hay una tendencia a la interracialidad entre los tres grupos, y en cuanto a la filiación racial de los cónyuges de los hijos, la tendencia de los entrevistados fue a estar de acuerdo con los matrimonios interraciales. Las disonancias que todavía están presentes, a pesar de que este tipo de relación ya es aceptada regularmente, presenta una carga negativa por lo que debe ser objeto de un análisis y estudios que detengan ―la acción de uno de los mecanismos sociales más peligrosos para el actor de la reproducción del racismo, dentro de la sociedad: la ignorancia. El investigador Esteban Morales y otros, se han dedicado a profundizar en las representaciones de los grupos raciales en diferentes ámbitos sociales y épocas históricas, ofreciendo valoraciones acerca, incluso, de cómo el sistema de enseñanza con su tendencia a presentar solo la cultura occidental, contribuye a la permanencia de estereotipos y prejuicios. La investigación de este autor tiene un fuerte carácter cuantitativista, que ofrece a través de datos obtenidos de encuestas, entrevistas y censos, argumentos para grupos de científicos que se han inclinado por reflexionar acerca de esta problemática en espacios como Color Cubano, perteneciente a la UNEAC, etc.
Los criterios del investigador Jesús Guanche, en cuanto a este tema, presentan a un heredero de una lógica orticiana, que aclara que el uso indistinto de etnia y raza es un error en tanto, el último se refiere fundamentalmente a las características bioantropológicas, y el primero pondera más el tratamiento como grupo humano con una formación cultural específica. Sin embargo, manteniendo esta misma línea, expone que ―… los rasgos raciales, como regla, no desempeñan ningún papel etno diferenciador significativo. Es más importante atender, en el contexto cubano, a la amplia red de grupos genéticamente mixtos y transitorios que a hipotéticos grupos raciales puros, ya que la mayoría de la población posee distintos niveles y grados de mestizaje interracial.‖