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lunes, 17 de septiembre de 2018

Cómo influye papá en nuestra herencia genética

Por Jeiddy

Cuando una mujer sale embarazada, resulta gracioso imaginar antes del parto cómo será el futuro recién nacido. Es todo un acertijo pues ya sea física o intelectualmente el niño o la niña pueden heredar muchas combinaciones genéticas posibles de ambas partes de sus progenitores. No somos una copia exacta de nuestra madre o nuestro padre, sino de la combinación aleatoria de los genes presentes en óvulos y espermatozoides. Al mirarnos al espejo es fácil apreciar los caprichos de la genética. Podemos poseer el pelo e inteligencia de mamá, o los ojos y la cara de la abuela. Debemos preguntarnos entonces por los caprichos de la genética.

Cruce de genes

En el cuerpo humano hay 23 pares de cromosomas, que incluyen 22 pares de cromosomas comunes a hombres y mujeres y un par de cromosomas que son los que determinan el sexo del individuo. Es decir, si el bebé es varón se habrán combinado un cromosoma X de su madre y otro Y de su padre y si es niña un cromosoma X de su mamá y otro X de su papá, por lo tanto, es este cromosoma Y del padre quien decide el sexo del bebé.

¿Qué aportes realiza el cromosoma Y al nuevo individuo que está por nacer? De acuerdo a la revista Genética Médica: «En los embriones masculinos, el gen SRY del cromosoma Y se activa alrededor de la semana 6–8, dando lugar a la producción de una proteína denominada factor de la determinación testicular(TDF), que induce al tejido gonadal a formar los testículos».

¿A quién me parezco más?

El nuevo ser puede tomar a veces información genética de ambos padres y en otras ocasiones de uno de ellos que predomine por encima del otro.

Por ejemplo, los rasgos físicos como el color del pelo y los ojos pueden heredarse de ambas partes, aunque en el caso del pelo, el oscuro es más fuerte genéticamente que el pelo claro. En cuanto al color de los ojos, los ojos oscuros de uno de los progenitores deben de predominar por encima de los claros y el pelo ondulado es más fuerte genéticamente que el rizado.

En cuanto a la altura, si uno de los dos progenitores es alto, predominará genéticamente ante el bajito. Otros rasgos del aspecto físico como la calvicie son herencia de los abuelos maternos. 

En cuanto a los rasgos físicos, en un trabajo periodístico publicado en La Nación se expresa que la mayoría de ellos no dependen de un único gen, por lo que es complejo predecir la herencia de un rasgo u otro. Así lo expresa la genetista Mónica Ruiz: «Todo depende de cómo se recombinó la información de la mamá en el óvulo y cómo se recombinó la información del papá en el espermatozoide. Eso es lo que hace que variemos de características entre hermanos».

Algunas características de la personalidad se heredan también. Por ejemplo, la inteligencia la heredamos de nuestra madre, pues está relacionada con el cromosoma X que ella aporta, según indican algunos estudios no conclusivos.

Malas herencias

No solo cuestiones físicas heredamos, pues hay enfermedades de tipo genéticas que recibimos también de nuestros padres. Por ejemplo, algunos tipos de cáncer, miopía, la fibrosis quística, la obesidad e incluso la predisposición a sufrir infartos pueden ser heredados, según refiere el sitio web Súper Curioso.

De acuerdo a un estudio de la Universidad de Carolina del Norte algunas enfermedades pueden ser transmitidas en mayor medida si se heredan del padre. «De esta manera, si una persona tiene un antecedente de que el su padre tuvo un cáncer gástrico, por el hecho de tener este antecedente, sí tiene mayores riesgos que cualquier otra».

El sobrepeso, de acuerdo a la BBC mundo es heredada también. Existe un gen susceptible a esto denominado FTO (gen de materia grasa y obesidad asociada, según sus siglas en inglés) que incrementa las ganas de ingerir los alimentos más grasosos. Es decir, que si nuestros padres son obesos tenemos un 50 % más de heredar esto de ellos, de acuerdo con BBC Mundo.

Combinación perfecta

No somos entonces una copia exacta de nuestra madre o nuestro padre, sino de la combinación aleatoria de los genes presentes en óvulos y espermatozoides.

Al mirarnos al espejo es fácil apreciar los caprichos de la genética. Podemos poseer el pelo e inteligencia de mamá, o los ojos y la cara de la abuela; aunque hoy que es tercer domingo de junio seguro muchos nos levantaremos y, tras darle un beso o pensar en aquellos que no están, pero nos dieron su amor, puede que pensemos en qué tanto nos parecemos a ellos y nos sintamos orgullosos.