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viernes, 8 de junio de 2018

Un análisis internalista en ciencias sociales

Por dllorca

Atendiendo a las bases del conocimiento, uno de los enfoques que se tiene en cuenta es “el internalista”, el mismo recoge la idea que el conocimiento es solo producto de la mente, de donde único proceden las ideas. Se definen dos variantes de la ahora denominada sociología del conocimiento científico. Está una moderada, que admite la interacción entre los factores sociales y cognitivos en la producción y aceptación de las ideas científicas. Otra radical, que reduce las ideas científicas a procesos sociales de negociación del significado. (Mir, S/F), acogiéndose en esta última idea la perspectiva internalista. Te invito a que conozcas.

“Los neopositivistas han sido los mayores defensores de esta perspectiva al explicar el conocimiento. Desde su visión estrecha del conocimiento entendida como ciencia, lo han considerado algo autónomo e independiente de la realidad y del sujeto, pero por su historia solo depende de él mismo, del grado de maduración de las ideas, entendido como los niveles de acumulación.” (Hernández, en Sociología del conocimiento, 2012).

A decir de la autora se ha dado una visión, más flexible, por decirlo de cierta manera, en este enfoque; la misma busca factores extramentales pero internos a ese mundo intelectual y científico. Desde este internalismo menos radical, se concentra en el mundo intelectual y en la producción científica con su dinámica particular como ese contexto donde tiene lugar el conocimiento; queda separada aquí en cierta medida la comunidad científica del resto de la realidad social, buscando elementos propios de ellas quedando ubicados como factores que influyen en los resultados cognoscitivos.

El internalismo como base del conocimiento, restringe su enfoque al plano intelectual, no existiendo condicionantes fuera de este a la hora de producir determinado conocimiento.

Se hace notar en la obra de Thomas S. Kuhn una aproximación a esta afirmación, dado su interés al proceso dinámico en que es adquirido el conocimiento, más que en la estructura lógica de los productos de investigación. Se puso a la idea de acumulación del conocimiento, planteándolo como una sucesión de revoluciones, es decir, planteaba la idea de la sustitución de un paradigma por otro, esto según él es lo que le otorga la validación a un conocimiento o su negación.

La primera aportación señalable de Kuhn al estudio de la actividad científica se refiere a un estudio sobre la revolución copernicana, a través de la cual denota su inclinación al internalismo; lo demuestra a través de la afirmación de que la historia de la revolución copernicana no es simplemente una historia de astrónomos y de cielos, y que por tanto la combinación de ciencia e historia de las ideas es esencial para captar en su pleno significado la pluralidad estructural de dicho acontecimiento.(Torres, en Lamo de Espinosa, 1994).

Se opone a una guía interpretativa del desarrollo de la ciencia, la cual, desde la óptica kuhniana estaría dada por el concepto de paradigma, pues habría que medir el desarrollo de cada ciencia en términos de si esta ha accedido a la conquista de tal paradigma, y una vez ubicado éste, de lo que se trataría es de caracterizar la sucesión de paradigmas acaecida, viendo las diferencias paradigmáticas como la fortaleza y no la debilidad de una ciencia democrática, que pretender captar al diversidad y la complejidad social. (Cordero, S/F).

En el caso de Mannheim, a pesar de su abordaje de acuerdo al enfoque externalista, no deja pasar por alto algunas afirmaciones que lo llevan a incurrir en elementos de matices internalista, una cita que lo ejemplifica:

“Puede suceder que en cierta esfera del conocimiento sea el impulso a actuar el que primeramente haga accesibles los objetos del mundo al sujeto activo, y puede suceder, posteriormente, que sea este factor el que determine la selección de aquellos elementos de la realidad que penetran el pensamiento.”(Mannheim, 1958).

El mismo excluyó de ese pensamiento condicionado socialmente a las matemáticas y a las ciencias positivas, especialmente sus elementos cuantitativos y sus enunciados, haciendo énfasis en elementos internos propios de este conocimiento que lo exoneraban de la determinación social. Considera que las ciencias empíricas no dependen de condicionantes sociales en sus formulaciones teóricas, aunque puedan ser erróneas debido a otros factores internos. Sin embargo, las aplicaciones técnicas de la ciencia sí están ligadas a ideologías muy concretas y determinables. (Hernández, en Sociología del conocimiento, 2012).

Al igual que Mannheim, Merton también enuncia resortes internos, que en palabras de Aymara Hernández quedan mencionados algunos de ellos, tal es el caso del auge de la capacidad inventiva de la ciencia, la adecuada acumulación de conocimientos, la maduración del método experimental, una buena provisión del genio intelectual, que los combina a su vez con aspectos que demarcan elementos externalistas. (Ibídem, 2012).

Afirma Merton que, mientras las condiciones sociales(externas) dan cuenta de las grandes problemáticas en las que la ciencia se interesa, marcando además el ritmo general del progreso científico, las cuestiones más concretas de la investigación cotidiana se deben a los procedimientos(internos) del corpus científico.( Torres, en Lamo de Espinosa, 1994).

Recoge en sí el enfoque internalista la producción de conocimientos en el área científica con independencia de la realidad social, el pensamiento es autónomo, no condicionado por cuestiones externas, sino como propio de la mente, y en todo caso uno menos radical que se ajusta al quehacer científico de la propia ciencia, como en el caso de Merton que rechaza una estricta determinación social.

El paradigma mertoniano definió como su objeto de estudio a la ciencia como institución social. La tarea de la sociología de la ciencia debía ser la de explicar los procesos y mecanismos sociales por los cuales el conocimiento científico crece y se expande. Aunque reconoce y presta atención a los modos como el contexto social afecta a la dirección que sigue la producción del conocimiento científico, considera al contenido cognoscitivo mismo de las ciencias y a sus métodos de evaluación como no problemáticos para el sociólogo y como un límite para la aplicación de sus teorías y técnicas de investigación (Mir, S/F). Señalando además que, esta orientación todavía en nuestros días inspira un caudal importante de investigación en la especialidad.

“Merton parece haber sido el primero en declarar que la ciencia tiene un ethos propio, el cual comprende cuatro imperativos institucionales, universalismo, o sea, no relativismo, comunismo, es decir, participación sin restricciones en el conocimiento científico, desinterés, entendido como la exclusión de motivos o restricciones de índole política o económica y escepticismo organizado, a saber, rigurosa observancia de la duda metódica, el libre examen y la comprobación”. (Bunge, S/F).

La sociología de la ciencia abarca tanto, la génesis histórica de la ciencia a partir de cosmovisiones religiosas, ámbito en el que se solapan con la sociología de la religión, así como denota el enfoque internalista el autor al plantear que, la ciencia en sentido activo como institución, es decir, como conjunto de profesionales vinculados de ciertos modos, disponiendo de recursos concretos en organizaciones determinadas, etc.; ámbito en el que entra en contacto con la sociología de las profesiones.( Lamo de Espinosa, González, Torres, 1994).

Existe un consenso en reconocer que una historia total y balanceada de las ideas debe moverse a la misma vez en ambos sentidos (internalista y externalista). Sin embargo se ha acumulado mucho más trabajo en la variedad internalista, la cual resulta ser más descriptiva que explicativa. Identificándose dos razones para tal comportamiento, la primera es que, la descripción pura es mucho más fácil que la explicación y la segunda es que, la explicación extrínseca tiene mucha naturaleza psicológica. (Hernández, en Sociología del conocimiento, 2012).