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jueves, 24 de mayo de 2018

Una ciudad sin librerías donde la gente lee

Por MaryCary

Chocó es uno de los departamentos colombianos más golpeados por la pobreza monetaria, el conflicto armado en Colombia y la recepción de desplazados que huyen de la violencia; sin embargo es también el espacio que ha visto nacer a un proyecto liberador que lleva por nombre Motete y se desarrolla, contra viento y marea, en Quibdó, una ciudad sin librerías.

Precisamente por esa condición, leer puede ser una forma de rebelarse ante la realidad. Así piensa Velia Vidal, directora de la corporación educativa y cultural Motete, y quien junto a su esposo Rogelio Ortiz, fundó este proyecto para intercambiar saberes y "alimentar el pensamiento crítico" a través de la lectura y la promoción cultural.

Graduada en la Universidad de Antioquia y especialista en Gerencia Social, Vidal explica que un motete es una cesta confeccionada con fibras naturales que se emplea para transportar los productos de la cosecha, sin embargo, en este caso de lo que se trata es de transportar alimentos para el alma, para la mente, pues aunque nos han hecho creer lo contrario, esta es una de las primeras necesidades del ser humano, considera.

Ubicado en el centro de Quibdó, cerca de la catedral y a solo cien metros del río Atrato, el proyecto genera actividades culturales y de lectura, tiene una cafetería que da empleo a ocho personas y ofrece jugos de frutas y otros productos. El grupo cuenta con una promotora de lectura y seis voluntarios, y se vale de una red de artistas que los apoyan en determinadas actividades. Todo ello les ha permitido crecer y llevar la promoción de la lectura hasta los barrios, donde ofrecen talleres también para los maestros.

A pesar de las condiciones sociales que rodean a la que probablemente sea la ciudad más pobre del país, el proyecto ha tenido gran aceptación. En muchos lugares no hay servicios públicos, existe minería ilegal, y hay contaminación de las aguas, no obstante, la propuesta de "espacios para el encuentro" alrededor de un libro ha abierto cauce a la esperanza, la imaginación y la libertad. No proponemos algo nuevo, dice Vidal, sino que volvemos a abrir algo que ya está ahí y que a pesar de todos estos golpes que hemos sufrido no se ha ido de nosotros.