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viernes, 11 de mayo de 2018

Se vuelve a dialogar por la paz en La Habana

Por Marina B.

Colombia intenta desde hace varios años poner fin al conflicto armado que la desangra. Ha sido el más largo de la historia del continente con más de siete décadas de duración y este no es el primer intento por lograr un acuerdo entre las partes beligerantes y llevar la paz a las regiones afectadas. Pero sin duda, esta es la vez en que más lejos se ha llegado. La Habana ha sido la sede de las negociaciones y uno de los países garantes junto Chile, Brasil, Noruega y Venezuela.

En noviembre del 2016 el presidente Juan Manuel Santos y la máxima dirección de la FARC-EP, tras debatir una extensa agenda, firmaron un acuerdo de paz en el que la guerrilla se comprometía a deponer las armas, incorporarse a la vida civil y continuar la lucha por sus reclamos desde la política. Por su parte el Gobierno debería, entre otros compromisos, garantizar la seguridad de estos excombatientes terminada la guerra.

Pero las FARC-EP no era el único grupo beligerante. El Ejército de Liberación Nacional (ELN), quien también ocupa amplias zonas rurales de Colombia, se negó a participar en las conversaciones de aquel momento, pero, al parecer, ante los progresos alcanzados con el gobierno por su homóloga, decidió también sentarse a la mesa.

Pero el camino del diálogo no ha sido fácil en ninguna de las ocasiones en que se ha intentado. Ahora tampoco. Demasiados intereses en juego. El proceso no ha sido lineal y ha tenido sus momentos críticos, entre ellos reiterados incumplimientos del alto al fuego bilateral. El más reciente ha implicado a Ecuador, donde estaba asentada la mesa de diálogo con el ELN. Tras el supuesto secuestro y asesinato de varios periodistas y civiles ecuatorianos por el grupo armado colombiano en abril, el primero decidió dejar de ser país garante.

Este quinto ciclo de conversaciones que debió ser suspendido tras el incidente, se reanudó este jueves en La Habana, hacia donde ha debido mudarse la mesa de diálogo. Presidió la apertura el embajador Iván Mora, jefe del equipo de garantes de Cuba, quien expresó que iniciaban las conversaciones “siendo coherentes con los postulados de la Proclama de América Latina y el Caribe como Zona de Paz, firmada por los jefes de Estado y de Gobierno del continente en enero de 2014 en esta misma ciudad (La Habana)".

El jefe de la delegación negociadora del Gobierno colombiano señaló la importancia de llegar a un acuerdo de alto al fuego “más robusto”, con miras en la seguridad de las ya próximas elecciones presidenciales. Por su parte, Pablo Beltrán, jefe de la delegación del ELN, debió reconocer las graves dificultades que actualmente enfrenta el proceso de paz, pero agregó que "ninguna adversidad va a hacer que nos levantemos de la mesa". Así planteadas sus posiciones, iniciaron la reunión a puertas cerradas.

En un comunicado emitido antes por el ELN, Beltrán puso el dedo sobre un tema crucial, las elecciones presidenciales del próximo 27 de mayo. Alertó que las negociaciones de paz deben ser asumidas como un asunto de Estado y no como una coyuntura electoral. Así intentaba comprometer al futuro partido vencedor con lo logrado hasta ahora. Pero ciertamente son muchos y variados los intereses políticos en torno a este tema, que tiene no pocos detractores. Baste recordar el plebiscito convocado en el país en el 2016 para refrendar la firma de la paz con la FARC-EP, y donde la mayoría no estuvo de acuerdo.

Es muy probable que estas negociaciones no terminen durante el periodo presidencial de Juan Manuel Santos, quien ya mereció un Nobel de la Paz por su gestión en el asunto. Lo que ocurrirá tras su salida de palacio presidencial está por ver.